Esperanza

Un pensamiento, otro, otro, otro, otro, el primero desaparece. La memoria se autodestruye ante la pérdida de su unica condición de ser. Algunos de ellos se intentan plasmar en palabras, enunciados, proposiciones. El insondable transcurrir del tiempo a la vez, junto a la destrucción memorial, rompe inquisiciones. Llegado el momento no es posible siquiera le mera plasmación como elemento liberador. Así, la locura gana terreno, rompiendo con todo lo paradojicamente salvador. Se pierde de golpe ese hilo de conciencia apareciendo casi intuitivamente en un mar donde reina el caos. Ya no hay presagios de seguridad. Finalmente, la seguridad esboza perdidos rayos de ser en el caos mismo. Caer en el caos para ver perdida y divinamente eso otro extremo a tal sufrimiento.