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Nombre: JUDOKAN
Ubicación: San Fernando, Buenos Aires, Argentina

martes, febrero 26, 2008

El observador

Miraba, muy comodamente, desde su refugio, desde aquel lugar donde nada ni nadie puede lastimarlo. Analizaba, desde allí donde el placer y el dolor tienen la entrada prohibida. Y así pasaba el rato, mirandola pasar, fuera de ella. Creia estar seguro.
Pero un día, empujado por uno de esos motivos que nunca terminan de aclararse, tuvo que salir de allí. La salida fue toda una travesía. Conocío centenares de nuevas sensaciones, todas ellas evocaban eso de lo que todo el mundo habla dandole el nombre de felicidad y todas sus respectivas variantes.
Pero junto a esas tan bellas sensaciones también éstaba dando vueltas su más feroz enemigo, su contrario, su opuesto. Llamemosle tristeza. No le gustó nada, y escapó, con toda la velocidad que sus piernas le otorgaban, con todas sus fuerzas, de vuelta a su refugio. Allí ya nada podía lastimarlo. Estuvo un rato, pensando. Dicen desde los antiguos que el mundo está regido por opuestos. Era necesario conocer el dolor para vivir también la felicidad. Meditó. Contempló. Decidió volver a salir, quería volver a sentir eso q le hacía tan bien, aunque aquello otro ande por ahí dando vueltas para volver a lastimarlo.
Así anduvo por un tiempo, yendo y vienendo, exponiendose y resguardandose. Mientras tanto discernia. Hasta que llego a darse cuenta de que tal exposición era eso que le decian vivir. Y que el pasaje de un sentimiento al otro, de la felicidad a la tristeza, y de la tristeza a la felicidad, era lo que lo hacía crecer, madurar, comprender.
Finalmente decidió salir de su refugio cerrandolo con llave, para siempre. Decidió sentir, decidió vivir, en la tierra de la vulnerabilidad.